La vida como un acontecimiento inmortal y eterno, cuenta con la complicidad y la alianza de la muerte, desde ese punto de vista la muerte es tambien vida.
La vida de un hombre en el tiempo que le toque estar por aqui, en este planeta, es un acontecimiento permanente de sucesivas muertes y nacimientos, cada una de sus células acaba un ciclo para dar paso al nacimiento de otras, por lo tanto es un acontecimiento permanente constante a lo largo de la vida de un ser.
La tierra, nuestra madre tierra, no escapa tampoco a ese proceso, se renueva y nace en cada primavera y muere en cada otoño para volver a renacer en la siguiente primavera.
El estravío y la confusión del hombre consiste entonces en pensar, querer y sentir que la muerte no es un proceso de la vida y por ello le teme. El proceso inmortal y eterno de la vida consiste en ciclos que incluyen nacimientos y muertes pero que en definitiva solo existe la vida.
Como lo manifestara el Verbo Inmortal y Eterno del Divino Nazareno cuando enseñó que habia que nacer de nuevo y en el sentido culminante del Soplo Crístico cuando
dijo: Quien pierda la vida por Mi la ganará,
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