ORIGEN Y RETORNO

El ser humano como producto de Una Fuerza Creadora procede de una idea. Una idea que en su viaje de luz se individualiza y se concretiza en un ser, como expresión de un proyecto divino.

Emanado de esa fuerza, de esa idea, se expande en la creación, y en algún momento, en algún instante, en esa eternidad retorna a su origen. Cuando el ser se apercibe que como entidad individual es una expresión de la creación en este planeta, descubre que el único designio que pesa sobre él, es el de retornar hacia la idea que le dio origen, y en ese volver y en ese retornar, el único referente, la única referencia de ese viaje eterno es y debe ser la idea que le dio origen.

En tanto que el ser humano se da cuenta de esa realidad, de ese referente, de ese viaje, de ese destino; todas las demás referencias que pueda tener a lo largo de su existencia son solo referencias temporales, ocasionales, aleatorias, colaterales, secundarias, terciarias, cuaternarias..., porque solo una sola referencia ha de existir en el viaje de ese viajero de luz en su retorno, y ese único destino, es la idea que se genero de esa fuerza creadora que le dio existencia.

Cuando el ser humano distrae, huye, se acomoda y se apega a otras referencias que no sean la idea de esa fuerza creadora, él detiene su viaje, detiene su retorno, se distrae en el camino y termina extraviándose.

Que en el devenir de los días, al menos en un instante de esa fantasía llamada tiempo, en lo que constituyen las edades y las épocas, al menos un instante de ese día, volver los ojos a esa idea y a ese referente único, desaprendiéndose y desapegándose de cualquier otra referencia que no tenga que ver con esa Idea.